Alvin Slaughter: La llamada de Dios

Los entendidos en música gospel asociarán inmediatamente el nombre de Alvin Slaughter como lider solista a principios de los noventa del Brooklyn Tabernacle Choir, un proyecto que se hizo tremendamente popular por haber conseguido mezclar gospel tradicional y música cristiana contemporánea, rompiendo barreras culturales y tabúes, desarrollando un estilo propio original, único, que les ha merecido el reconocimiento general tanto de la crítica como del público, obteniendo por ello numerosos y prestigiosos premios.

No obstante, Alvin ha sabido forjarse su propia carrera personal, no sólo la artística. Además de cantante es empresario, filántropo, escritor, habitual orador en televisión... incluso ha recibido un doctorado "honoris causa". Considera que su misión en este mundo es ayudar a los demás a abrir las puertas para encontarse con Dios; para ello se sirve de la música, viajando por todo el mundo y ejerciendo su ministerio mediante conciertos. Su sonido se aproxima al gospel más contemporáneo, en la línea de Fred Hammond, Marvin Sapp, John P. Kee o Ron Kenoly. Además comparte con ellos una voz de tenor prodigiosa, plena de soul y, al mismo tiempo, goza de mayor credibilidad que éstos en los círculos de gospel más puristas. Overcomer es ya su cuarto álbum en solitario, grabado en los estudios Integrity, uno de los sellos discográficos de referencia en la música gospel desde hace más de veinte años. Gracias a la producción y a los arreglos magistrales de Aaron Lindsey (ganador de un Grammy por su trabajo con Israel & New Breed), complemento perfecto del cantante, han realizado uno de los trabajos más interesantes de la música gospel en los últimos años.

Esta nueva entrega se diferencia claramente de sus anteriores trabajos: Alvin da un paso "natural" en su progresión como lider espiritual y cantante gospel. Overcomer suena deliberadamente como si fuera en directo, como si asistieramos a un servicio religioso -tan del gusto de los artistas de la música gospel-. El disco se diferencia con nitidez en dos partes: en la primera nos ofrece canciones de inspiración, con ritmos más dinámicos, más clásicos. El tema central "Loving Kidness" sirve de transición hacia una segunda parte con un tono más sosegado, con conmovedoras baladas de culto hacia el señor, siempre en un tono más meditativo, reflexivo...más próximo a la música gospel contemporánea. En sus intervenciones Alvin nos promete la curación del alma con su corazón compasivo, el restablecimiento de la alegría con sus canciones llenas de fe y exhorta a los cristianos a vivir con pasión sus creencias. Yo no aspiro a nada de eso, simplemente disfruto con un trabajo pleno de calidad, de espiritualidad y con una grandísima voz. Lo demás lo dejo a quien corresponda...


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