
Os cuento esto porque Jason Rae -saxofonista y marido de la artista- murió de una sobredosis accidental de metadona y alcohol en el año 2008. Como era de esperar, este hecho ha dejado una profunda huella en su nuevo álbum que, de la mano de los productores Steve Brown y Steve Chrisanthou, está teñido por el dolor y la angustia. En efecto, en ninguna otra canción como "Are You Here" -el primer tema del disco- Corinne muestra crudamente el dolor de la ausencia y cuenta de manera sincera cómo ésta desorienta el doliente. En un disco tan abrumadamente desolador y quejumbroso sólo el tema "Paris Nights/New York Mornings" muestra a la artista inglesa de manera convincente en su lado más optimista. Corinne no posee un instrumento vocal excepcional, pero si es una aseada cantante que no se complica, que nunca sorprende con una nota fuera de su lugar y que se apoya en la nitidez y expresividad de su tono para lograr brillantes interpretaciones. Sin embargo, no es un álbum de fácil digestión. ¿Por qué? Precisamente por ser una propuesta tan intensamente personal, tan abrumadoramente dolorosa y, sin embargo, tan fustradamente opaca desde el punto de vista lírico para el oyente... Así pues, no podría ser más fuerte el contraste con su álbum homónimo de debut, teñido en aquel caso de un pop, folk, rock y soul suave, una dulce banda sonora para aquel verano del año 2006. Era un disco cálido, conmovedor aunque excesivamente "ligero" y poppy para mis gustos personales. Todo eso ha desaparecido, ha dado un paso adelante y ha madurado artísticamente de manera apresurada... nunca sabremos cuál hubiera sido su propuesta de no haber mediado la tragedia.