
Ahora ha editado Pink Elephant, su cuarto disco, aunque el primero con un sello discográfico no independiente, concretamente con el legendario Stax Records, rejuvenecido de un tiempo a esta parte. Para esta puesta de largo como artista ha contado con el apoyo del afamado y reputado productor León Sylvers III. Se ha optado por darle todo el protagonismo a la voz de la artista sobre una base musical muy contundente que descansa sobre la base rítmica que procuran la batería y el bajo, con el apoyo ocasional de sintetizadores o de una guitarra eléctrica. Desde el primer momento el ritmo funky de la primera canción, "L.I.E", y la sensual voz de la artista de Dallas traspasaron los auriculares hasta llegar a mi pobre espíritu. Me apresuré entonces a anotar este tema en mi bloc de notas y, a medida que continuaba moviéndo mi cabeza al ritmo del siguiente tema "What It takes" ya había cerrado los ojos, con la pluma en mi regazo, chasqueando los dedos y moviéndome al ritmo. A partir de ese momento frente a mí se alternaron el sonido hip-hop de los ochenta de "Nobody Jones", el funk melódico de la vieja escuela en "Daisy Chain", las influencias del blues en "Imitator" o la balada jazzy "The One".
Con un sonido orgánico heredero del rnb y el soul más clásico, con momentos más brillantes que otros, lo que hace tan especial este disco es esa garganta bendecida con su maravilloso y potente contraalto que convierte en toda una experiencia oirla cantar. Pink Elephant puede suponer el necesario resurgir del movimiento neo-soul, que parece haber desaparecido tan pronto como surgió. Esta vocalista, compositora y pianista excepcional exhibe talento, arte, carisma, honestidad y creatividad profesional inusual en esta época, lo que le asegura una contribución fundamental a la música negra en los próximos años. Ah! se me olvidaba, en este caso el dedo nunca llegó a pulsar el botón de avance...
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