Reconozco que cuando puse este cd en mi reproductor, ya tenía colocado institivamente mi dedo índice cerca de la tecla de avance rápido anticipando lo que inevitablemente me sucede con tantas y tantas otras novedades... Y ello a pesar de que aún recordaba como un auténtico flechazo musical la primera vez que escuché la voz de esta artista en su magnífico disco Tunin' Up & Cosignin' (2001). Había trabajado con la mismísima Erykah Badu y sus vibrantes interpretaciones en directo le otorgaban un cierto crédito entre los los aficionados a la música negra independiente.
Ahora ha editado Pink Elephant, su cuarto disco, aunque el primero con un sello discográfico no independiente, concretamente con el legendario Stax Records, rejuvenecido de un tiempo a esta parte. Para esta puesta de largo como artista ha contado con el apoyo del afamado y reputado productor León Sylvers III. Se ha optado por darle todo el protagonismo a la voz de la artista sobre una base musical muy contundente que descansa sobre la base rítmica que procuran la batería y el bajo, con el apoyo ocasional de sintetizadores o de una guitarra eléctrica. Desde el primer momento el ritmo funky de la primera canción, "L.I.E", y la sensual voz de la artista de Dallas traspasaron los auriculares hasta llegar a mi pobre espíritu. Me apresuré entonces a anotar este tema en mi bloc de notas y, a medida que continuaba moviéndo mi cabeza al ritmo del siguiente tema "What It takes" ya había cerrado los ojos, con la pluma en mi regazo, chasqueando los dedos y moviéndome al ritmo. A partir de ese momento frente a mí se alternaron el sonido hip-hop de los ochenta de "Nobody Jones", el funk melódico de la vieja escuela en "Daisy Chain", las influencias del blues en "Imitator" o la balada jazzy "The One".
Con un sonido orgánico heredero del rnb y el soul más clásico, con momentos más brillantes que otros, lo que hace tan especial este disco es esa garganta bendecida con su maravilloso y potente contraalto que convierte en toda una experiencia oirla cantar. Pink Elephant puede suponer el necesario resurgir del movimiento neo-soul, que parece haber desaparecido tan pronto como surgió. Esta vocalista, compositora y pianista excepcional exhibe talento, arte, carisma, honestidad y creatividad profesional inusual en esta época, lo que le asegura una contribución fundamental a la música negra en los próximos años. Ah! se me olvidaba, en este caso el dedo nunca llegó a pulsar el botón de avance...
Ahora ha editado Pink Elephant, su cuarto disco, aunque el primero con un sello discográfico no independiente, concretamente con el legendario Stax Records, rejuvenecido de un tiempo a esta parte. Para esta puesta de largo como artista ha contado con el apoyo del afamado y reputado productor León Sylvers III. Se ha optado por darle todo el protagonismo a la voz de la artista sobre una base musical muy contundente que descansa sobre la base rítmica que procuran la batería y el bajo, con el apoyo ocasional de sintetizadores o de una guitarra eléctrica. Desde el primer momento el ritmo funky de la primera canción, "L.I.E", y la sensual voz de la artista de Dallas traspasaron los auriculares hasta llegar a mi pobre espíritu. Me apresuré entonces a anotar este tema en mi bloc de notas y, a medida que continuaba moviéndo mi cabeza al ritmo del siguiente tema "What It takes" ya había cerrado los ojos, con la pluma en mi regazo, chasqueando los dedos y moviéndome al ritmo. A partir de ese momento frente a mí se alternaron el sonido hip-hop de los ochenta de "Nobody Jones", el funk melódico de la vieja escuela en "Daisy Chain", las influencias del blues en "Imitator" o la balada jazzy "The One".
Con un sonido orgánico heredero del rnb y el soul más clásico, con momentos más brillantes que otros, lo que hace tan especial este disco es esa garganta bendecida con su maravilloso y potente contraalto que convierte en toda una experiencia oirla cantar. Pink Elephant puede suponer el necesario resurgir del movimiento neo-soul, que parece haber desaparecido tan pronto como surgió. Esta vocalista, compositora y pianista excepcional exhibe talento, arte, carisma, honestidad y creatividad profesional inusual en esta época, lo que le asegura una contribución fundamental a la música negra en los próximos años. Ah! se me olvidaba, en este caso el dedo nunca llegó a pulsar el botón de avance...
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