Mientras que la música soul de los años sesenta y setenta llevó el mensaje de los derechos civiles a un público más amplio, los artistas comprometidos socialmente hoy conforman una pequeña minoría, atrapados en un género que se asemeja más a un blucle de baladas de amor sin fin.
En efecto, la música negra no permaneció impasible al vértigo social de aquellas décadas y se convirtió en sostén de los movimientos civiles de la comunidad afroamericana. La propia música soul nació al calor de aquellos años cuando se orientó el fervor espiritual originario hacia el necesario cambio político. De esta manera contribuyó a resaltar el carácter pacífico de la protesta, transformándose aquellas canciones en auténticos himnos para las masas. Muchos artistas escribieron o interpretaron canciones con importante carga social y política: Sam Cooke, Otis Redding, Aretha Franklin, James Brown o Nina Simone. Pero ese compromiso sólo mantuvo su impulso vivo hasta la primera mitad de la década de los setenta con artistas de la talla de Marvin Gaye, Stevie Wonder o Gil Scott-Heron. A partir de ese momento, la música soul se despojará en gran parte de su mensaje social recogiendo el testigo la cultura rap y el hip-hop, convertidas a partir de la década de los ochenta en importante vehículo para la protesta contra la discriminación y la pobreza que enfrenta la comunidad negra en Estados Unidos.
No obstante, aún pervive debilitada aquella llama original y precisamente Jonathan Fischer, en el marco de sus series Black Radical Music, editó el año pasado para el sello alemán Trikont este disco que pretende recopilar algunas de las canciones protesta de la comunidad soul/rnb editadas en los últimos 10 años. Aquí se recogen hasta quince canciones para recordarnos que las nuevas generaciones también tienen sus inquietudes políticas, en los que la espiritualidad del soul se funde con la reinvindicación social y donde el atractivo musical queda relegado a un segundo plano porque el mensaje es lo verdaderamente importante. Ahora bien, la elección final del material está sesgada desde el principio, puesto que para realizar la selección se ha recurrido a un criterio fácil y contradictoriamente comercial, puesto que se han tomando únicamente como referencia aquellos artistas más populares de la escena neo-soul, aquellos que procuren el suficiente gancho comercial.
En efecto, la música negra no permaneció impasible al vértigo social de aquellas décadas y se convirtió en sostén de los movimientos civiles de la comunidad afroamericana. La propia música soul nació al calor de aquellos años cuando se orientó el fervor espiritual originario hacia el necesario cambio político. De esta manera contribuyó a resaltar el carácter pacífico de la protesta, transformándose aquellas canciones en auténticos himnos para las masas. Muchos artistas escribieron o interpretaron canciones con importante carga social y política: Sam Cooke, Otis Redding, Aretha Franklin, James Brown o Nina Simone. Pero ese compromiso sólo mantuvo su impulso vivo hasta la primera mitad de la década de los setenta con artistas de la talla de Marvin Gaye, Stevie Wonder o Gil Scott-Heron. A partir de ese momento, la música soul se despojará en gran parte de su mensaje social recogiendo el testigo la cultura rap y el hip-hop, convertidas a partir de la década de los ochenta en importante vehículo para la protesta contra la discriminación y la pobreza que enfrenta la comunidad negra en Estados Unidos.
No obstante, aún pervive debilitada aquella llama original y precisamente Jonathan Fischer, en el marco de sus series Black Radical Music, editó el año pasado para el sello alemán Trikont este disco que pretende recopilar algunas de las canciones protesta de la comunidad soul/rnb editadas en los últimos 10 años. Aquí se recogen hasta quince canciones para recordarnos que las nuevas generaciones también tienen sus inquietudes políticas, en los que la espiritualidad del soul se funde con la reinvindicación social y donde el atractivo musical queda relegado a un segundo plano porque el mensaje es lo verdaderamente importante. Ahora bien, la elección final del material está sesgada desde el principio, puesto que para realizar la selección se ha recurrido a un criterio fácil y contradictoriamente comercial, puesto que se han tomando únicamente como referencia aquellos artistas más populares de la escena neo-soul, aquellos que procuren el suficiente gancho comercial.
0 comentarios :
Publicar un comentario