Cuando en el año 1991 se conocieron a través de un amigo común, los componentes de este fugaz dúo arrastraban ciertas fustraciones profesionales. Por un lado, el estilo vocal de Amel Larrieux no podía competir en aquellos momentos con la gimnasia vocal que exhibían sin pudor Withney Houston o Mariah Carey mientras que el rapero Bryce Wilson sentía que su talento como productor se estaba desperdiciando. Así que decidieron darse la oportunidad de expresarse musicalmente de esa manera que siempre habían estado buscando sumando sinergias.
El resultado fue este innovador álbum de debut (y último) homónimo que era la propuesta de un proyecto que apostaba por un exquisito sonido fusionando técnicas de producción más propias del hip-hop (patrones de batería, loops y samplers (aunque en esta ocasión mezclados con instrumentación en vivo) con los impulsos emocionales y sensuales típicos del soul de la mano de la voz relajada, sensual y fresca de Amel, afortunadamente alejada del tono yuppy, afectado y ostentoso de las divas del género aquellos años. Uno puede encontrar auténticos tesoros escondidos en este disco convertido hoy en un clásico, desde temas con energía suficiente para adaptarse a la pista de baile, tracks más urbanos, otros con tonos jazzy o seductores como este "Tell Me" que hoy recordamos. Sin duda un disco delicioso, elegante, precursor del neo-soul, una experiencia auditiva única e increíble... en mi opinión un título imprescindible en la discoteca de cualquier amante de la buena música. Una pena que no tuviera continuidad, Amel abandonaría el grupo cuatro años después para seguir su carrera en solitario.
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