Como indica el título, el segundo álbum de la artista de Seattle supuso una cierta evolución respecto de aquel exitoso disco de debut Circle Of One con el que se dió a conocer al mundo entero. En efecto, nos propuso un trabajo que -aún manteniendo esa mezcla de pop/gospel/jazz- se muestra más próximo a un sonido romántico y adulto más jazzy, muy en el estilo de la fabulosa Anita Baker.
De la mano del productor Stewart Levine (Patti LaBelle, Simply Red) nos regala toda su maravillosa destreza vocal con un material que no está siempre a la altura suficiente. Además de las tres versiones incluidas en el tracklist, la propia Oleta escribió seis de los doce temas. El disco no pudo repetir ni de lejos el éxito anterior, a pesar de editar hasta cinco singles entre los que no se encontraba el tema que hoy me gustaría recordar con todos vosotros. Su último disco no me gustó, no obstante sigo pensando que es una auténtica fuerza de la naturaleza, una voz que no deja de sorprenderme con cada nueva escucha, descubriendo en cada ocasión nuevos matices, disfrutando de momentos íntimos de infinitas emociones. Si no has oído nunca a Oleta Adams, no esperes un día más, la vida es demasiado corta.
1 comentarios :
Comparto tu pasión por esta señora, es capaz si se lo propone de llegar hasta lo el rincón más profundo de mi alma. Un abrazo amigo
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