Un simple repaso al curriculum personal y profesional que exhibe el Dr. Jon (si, si, doctor) sólo se puede calificar como extraordinario. En su dimensión estrictamente musical podemos comprobar que es capaz de manejarse en cualquier apartado del proceso creativo: ya sea como vocalista, compositor o productor. Y es que ya fue considerado un niño prodigio desde que comenzara a tomar clases de piano en su Virgina natal con sólo dos años.
Frente a lo que suele ser habitual, él es un artista hecho a sí mismo, creando su propio estilo, su propio sonido soul, siguiendo únicamente a los dictados de su corazón. Aunque Ode to Old Flames editado a finales del pasado mes de mayo supone su quinto álbum de estudio resulta prácticamente un desconocido, al menos para mi. El hecho de que siempre se haya movido en el circuito independiente norteamericano desde su debut el año 2001 seguro que tiene algo que ver. Lo cierto es que su propuesta de sólo ocho temas cuidadosamente construidos rebosa dulzura y romanticismo en clave soul/rnb/pop y tiene el encanto de lo auténtico, de lo original, el sello indeleble de la honestidad y una voz que te puede llegar a enamorar (acompañado por Conya Doss y Alison Carney en un par de temas). Éste uno de esos raros casos en el que uno se encuentra complacido y sumergido intensamente en cada una de las canciones que integran el disco porque en cada nota se percibe que fue escrita desde el corazón del artista.
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