Es de sobra reconocido el trabajo y la aportación que músicos como los saxofonistas Maceo Parker, Pee Wee Ellis y el trombonista, Fred Wesley -conocidos con el sobrenombre de los "J.B.'s Horns"- o el bajista Williams "Bootsy" Collins (por poner un par de ejemplos) supusieron en la construcción del sonido funky por parte del padrino del soul. James Brown's Funky Divas -imprescindible disco doble editado en el año 1998-, por contra, recoge el inexplorado legado de aquellas famosas divas del funky que ponían a disposición del espectáculo del grandioso artista sus excelsas cualidades vocales.
En efecto, durante los años 60 y principios de los 70, en todos las actuaciones James abandonaba el escenario durante unos quince o veinte minutos dándo paso a un mini-show cubierto por una joven cantante elegida por el propio artista, pero siempre con el inconfundible sello del funk. Este evento se convirtió en toda una tradición y una parte muy esperada por el público en cada concierto. Todos tenemos nuestras cantantes favoritas, pero a fe que el rey del funk tenía un gusto exquisito para elegirlas: Marva Whitney, Lyn Collins o Vicki Anderson constituyen la mejor muestra de ello, quizás el lado menos conocido de su vasto imperio musical.
Vicki Anderson (Myrna Barnes) estuvo en la banda durante dos periodos diferentes: 1965-68 y 1969-72, aunque colaboraría más tarde a finales de la década de los ochenta y mitad de los noventa. Casada con Bobby Byrd (el descubridor del padrino) y madre de la estupenda vocalista Carleen Anderson, siempre se mostró magnífica en el escenario o en los estudios de grabación, supo interpretar como pocas el espíritu del naciente funk y el soul. De hecho, era la favorita de James y según afirma en su propia autobiografía la mejor vocalista que nunca trabajó con él. Buen ejemplo de ello es este tema -uno de los singles que editó en solitario- su canción más famosa, todo un himno feminista, todo un homenaje al viejo, audaz y crudo funk. Disfruten.
1 comentarios :
yo sí que soy funky
Publicar un comentario