Anita Baker ha sido y es una de las voces femeninas más bellas del Soul de los últimos 25 años. Con su clase y su refinada forma de hacer la balada soul se convirtió en la verdadera reina del Quiet Storm de los '80. Os recuerdo que el quiet storm es un subgénero musical que mezcla rnb, soul y jazz y que se distingue por su dinámica suave y dulce, sus ritmos lentos y relajados, además de por expresar sentimientos románticos.
Dotada de un impresionante agudo alto y flexible creó una música adulta y sofisticada, aunque por momentos un poco empalagosa, su suavidad la hizo una de las cantantes románticas mas importantes de su época. Aunque con su disco de debut The Songtress (1983) obtuvo cierta repercusión con la canción Angel que se situó # 5 en las listas de rnb, lo cierto es que cuando fichó por Elektra no era sino una secretaria. Rapture era su oportunidad y no dudó en aprovecharla. De la mano del productor Michael J. Powell debutó en este sello discográfico de una manera espectacular: obtuvo el mayor número de ventas de su carrera (6 millones de discos), dos premios grammy, figuran en él hits inolvidables (Sweet Love, No One in This World, Caught In The Rapture) y es considerado por la prestigiosa revista Rolling Stone como unos de los 100 mejores trabajos de la década de los ochenta (#36).
En aquellos tiempos algunas divas del soul se caracterizaban por cierta extravagancia vocal: me vienen a la memoria los gemidos de Patti Labelle o el melodrama yuppie de Withney Houston. Ni rastro de todo aquello en los 40 minutos que dura el disco, Anita Baker sólo canta, sin mayores artificios... con su pasión siempre bajo control -como lo hacía su ídolo Nancy Wilson-, escucharla es una pura delicia para nuestros oídos. Ciertamente debo reconocer (casi prevenir para quien no la conozca) que su voz y forma de cantar no resulta fácil, es compleja de abordar en un primer embate: con un tono que podemos situar en algún lugar entre Sarah Vaughan y Joan Armatrading, escucharla requiere toda nuestra atención, paciencia, no es una cantante que guste de fáciles atajos. Anita Baker no se limitó a cantar, sino que también compuso algunos temas del disco (Sweet Love, Watch Your Step) y realizó labores de producción y arreglos. Mezcla de elementos jazz, pop, soul clásico y gospel junto con una voz vitalista y expontánea alejada de los estándares de su época, ésa es la fórmula de este trabajo que me deslumbró en su día por una canción titulada "Same Ole Love" que os confieso habré oido cientos de veces, pero que no deja de estremecerme literalmente mi cuerpo y mi alma como si fuera la primera vez.
Dotada de un impresionante agudo alto y flexible creó una música adulta y sofisticada, aunque por momentos un poco empalagosa, su suavidad la hizo una de las cantantes románticas mas importantes de su época. Aunque con su disco de debut The Songtress (1983) obtuvo cierta repercusión con la canción Angel que se situó # 5 en las listas de rnb, lo cierto es que cuando fichó por Elektra no era sino una secretaria. Rapture era su oportunidad y no dudó en aprovecharla. De la mano del productor Michael J. Powell debutó en este sello discográfico de una manera espectacular: obtuvo el mayor número de ventas de su carrera (6 millones de discos), dos premios grammy, figuran en él hits inolvidables (Sweet Love, No One in This World, Caught In The Rapture) y es considerado por la prestigiosa revista Rolling Stone como unos de los 100 mejores trabajos de la década de los ochenta (#36).
En aquellos tiempos algunas divas del soul se caracterizaban por cierta extravagancia vocal: me vienen a la memoria los gemidos de Patti Labelle o el melodrama yuppie de Withney Houston. Ni rastro de todo aquello en los 40 minutos que dura el disco, Anita Baker sólo canta, sin mayores artificios... con su pasión siempre bajo control -como lo hacía su ídolo Nancy Wilson-, escucharla es una pura delicia para nuestros oídos. Ciertamente debo reconocer (casi prevenir para quien no la conozca) que su voz y forma de cantar no resulta fácil, es compleja de abordar en un primer embate: con un tono que podemos situar en algún lugar entre Sarah Vaughan y Joan Armatrading, escucharla requiere toda nuestra atención, paciencia, no es una cantante que guste de fáciles atajos. Anita Baker no se limitó a cantar, sino que también compuso algunos temas del disco (Sweet Love, Watch Your Step) y realizó labores de producción y arreglos. Mezcla de elementos jazz, pop, soul clásico y gospel junto con una voz vitalista y expontánea alejada de los estándares de su época, ésa es la fórmula de este trabajo que me deslumbró en su día por una canción titulada "Same Ole Love" que os confieso habré oido cientos de veces, pero que no deja de estremecerme literalmente mi cuerpo y mi alma como si fuera la primera vez.
2 comentarios :
Anita, Anita, Anita, qué bonita.
Eso de "estremecerme como si fuera la primera vez" de "Same Ole Love" supongo es porque "es la canción" o derepente es tu canción. Con belleza y espontenidad, de hecho.
Me parece raro que no hayan comentado este artículo, cuando mi mamá lo lea se va a morir con "Sweet love".
Saludos,
Hola Iris del Pilar. Lo primero agradecerte muy sinceramente tus palabras y el entusiasmo con el que has decidido participar aportando tus puntos de vista a través de los comentarios.
Esa canción a la que te refieres es especial para mí, además de demostrar la increíble capacidad que puede tener una voz para emocionar y "sacudir" el alma de una persona. Es decir lo que para mi significa la múisca soul.
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