Ciertamente pueda pareceros exótico y quizás insólito que os traigamos a Musicasoul a un artista de origen surcoreano, pero en realidad todo tiene su explicación. No sólo es una propuesta meritoria, que presenta unos niveles dignos de calidad, sino que además, debemos entender que forma parte de un movimiento cultural que arrasa en el continente asiático, ante el cual no podemos permanecer impasibles en plena era de la globalización.
En efecto, la llamada Korean Wave no es sino un fenómeno que nació a finales de la década de los noventa de manera espontánea, siendo una respuesta efusiva del público de los países receptores a los contenidos culturales y los bienes de origen coreano. Comenzaron con programas de tv (dramas), han seguido con la industria del cine y, cómo no, han continuado con la música, con una enorme aceptación en otros países asiáticos como China, Vietnam, Tailandia, Malasia, Taiwán,Singapur o Japón donde muchos cantantes y actores se han convertido en auténticos ídolos. La calidad, la identificación étnica y de valores culturales, familiares (que son comunes a toda la zona asiática) y el hecho de que evitan el contenido polémico de temas como el sexo y la violencia sin duda han contribuido a este enorme éxito. Por ello se acuñaron los términos Hallyu=Korean Wave, k-pop o k-film para referirse al aumento de popularidad que gozaban los surcoreanos y sus productos. En definitiva, se llega a identificar a Corea -no lo olvidemos, una avanzada economía y una potencia cultural- como representante de la modernidad en esa zona del mundo.
Aunque han sido artistas con propuestas básicamente pop, nuestra música no ha permanecido ajena a esta ola cultural (por sus proporciones podríamos hablar de Tsunami), por ello cuando nuestro amigo Tom nos habló de este artista nos pareció oportuno traeros a un representante cualificado de esta ola cultural: 정엽 (Jeong Yeop) ?? (no estoy aún seguro de su nombre escrito en nuestro alfabeto). Siguiendo los pasos de Na Ul, un compañero miembro del disuelto grupo Browneyed Soul y una de las mejores voces coreanas, Jeong llega con su álbum debut Thinkin Back On Me editado a primeros de diciembre y con un marcado carácter rnb-pop. Para ello, el vocalista no ha escatimado esfuerzos escribiendo las letras, componiendo y produciendo las trece canciones incluidas en el disco (excepto cuatro, todas en inglés). Se ha apoyado en este viaje musical en músicos de corte jazz: el pianista Eco Bridge, Hyo Seok Jang, así como otros conocidos músicos en su país como Sam Lee y Park Joo Won.
El resultado es sorprendente y cuasi-convincente al mismo tiempo. Realmente hay que reconocer que son un magistral producto del marketing: caras bonitas, look occidental a la última, voces agradables, letras inofensivas y una notable producción. Si le sumamos su innata capacidad para emular o imitar y que cuentan con la baza de esa sensibilidad, armonía, equilibrio y buen gusto tan propias de la cultura asiática podemos entender que este producto made in korea pueda venderse bien. Está claro que resulta muy fácil dejarse llevar por ese sonido pop, incluso nos encontramos con algunos momentos destacables, pero... son sólo momentos. Resulta extraño escuchar algunas canciones en su idioma nativo, Jeong abusa vocalmente del falsete -algo que nunca ha sido de mi agrado- y el conjunto del disco me ha resultado monótono, le falta más garra y fuerza... pero, juzguen ustedes mismos.
En efecto, la llamada Korean Wave no es sino un fenómeno que nació a finales de la década de los noventa de manera espontánea, siendo una respuesta efusiva del público de los países receptores a los contenidos culturales y los bienes de origen coreano. Comenzaron con programas de tv (dramas), han seguido con la industria del cine y, cómo no, han continuado con la música, con una enorme aceptación en otros países asiáticos como China, Vietnam, Tailandia, Malasia, Taiwán,Singapur o Japón donde muchos cantantes y actores se han convertido en auténticos ídolos. La calidad, la identificación étnica y de valores culturales, familiares (que son comunes a toda la zona asiática) y el hecho de que evitan el contenido polémico de temas como el sexo y la violencia sin duda han contribuido a este enorme éxito. Por ello se acuñaron los términos Hallyu=Korean Wave, k-pop o k-film para referirse al aumento de popularidad que gozaban los surcoreanos y sus productos. En definitiva, se llega a identificar a Corea -no lo olvidemos, una avanzada economía y una potencia cultural- como representante de la modernidad en esa zona del mundo.
Aunque han sido artistas con propuestas básicamente pop, nuestra música no ha permanecido ajena a esta ola cultural (por sus proporciones podríamos hablar de Tsunami), por ello cuando nuestro amigo Tom nos habló de este artista nos pareció oportuno traeros a un representante cualificado de esta ola cultural: 정엽 (Jeong Yeop) ?? (no estoy aún seguro de su nombre escrito en nuestro alfabeto). Siguiendo los pasos de Na Ul, un compañero miembro del disuelto grupo Browneyed Soul y una de las mejores voces coreanas, Jeong llega con su álbum debut Thinkin Back On Me editado a primeros de diciembre y con un marcado carácter rnb-pop. Para ello, el vocalista no ha escatimado esfuerzos escribiendo las letras, componiendo y produciendo las trece canciones incluidas en el disco (excepto cuatro, todas en inglés). Se ha apoyado en este viaje musical en músicos de corte jazz: el pianista Eco Bridge, Hyo Seok Jang, así como otros conocidos músicos en su país como Sam Lee y Park Joo Won.
El resultado es sorprendente y cuasi-convincente al mismo tiempo. Realmente hay que reconocer que son un magistral producto del marketing: caras bonitas, look occidental a la última, voces agradables, letras inofensivas y una notable producción. Si le sumamos su innata capacidad para emular o imitar y que cuentan con la baza de esa sensibilidad, armonía, equilibrio y buen gusto tan propias de la cultura asiática podemos entender que este producto made in korea pueda venderse bien. Está claro que resulta muy fácil dejarse llevar por ese sonido pop, incluso nos encontramos con algunos momentos destacables, pero... son sólo momentos. Resulta extraño escuchar algunas canciones en su idioma nativo, Jeong abusa vocalmente del falsete -algo que nunca ha sido de mi agrado- y el conjunto del disco me ha resultado monótono, le falta más garra y fuerza... pero, juzguen ustedes mismos.
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