La portada del último trabajo de Robert Kelly no deja lugar a dudas: el uso del traje, pajarita, la cabeza echada hacia atrás en éxtasis y el tono sepia... todo sugiere la iconografía asociada al soul de los años sesenta. En efecto, Love Letter le devuelve a la música que oía en su casa mientras crecía al sur de Chicago antes de firmar su primer contrato discográfico, un homenaje a los héroes de su pasado, un tributo al sonido que amaba su difunta madre, su recorrido personal por la historia del soul.
Aunque el disco tiene un sonido decidida y convincentemente retro lo cierto es que los temas fueron escritos por el propio artista demostrando ser un compositor portentoso, un aventajado estudioso del rnb, grabando un disco que se puede considerar ya como un clásico. Es también la primera vez que suena casto, con alguna excepción como el tema "Taxi Cab" o la carnal “Just Can’t Get Enough” -al más puro estilo Marvin Gaye-, desaparece ese hombre que hasta ahora se nos ha mostrado obsesionado con el sexo para apostar por su faceta como soul-crooner, melodías desarrolladas y arreglos orquestales. Desde su debut ha sido aclamado como un visionario de la música, alguien que no sólo puede sacar provecho de las tendencias de la música actual sino que también es lo suficientemente influyente como para crear y sostener las nuevas tendencias. Así que lo hace realmente interesante su décimo álbum en solitario es que Robert Sylvester ha decidido mirar atrás -quizás para coger impulso- quien sabe si con la intención de trazar un nuevo camino para su futuro o simplemente ha pretendido abrir un paréntesis en su carrera musical.
Aunque el disco tiene un sonido decidida y convincentemente retro lo cierto es que los temas fueron escritos por el propio artista demostrando ser un compositor portentoso, un aventajado estudioso del rnb, grabando un disco que se puede considerar ya como un clásico. Es también la primera vez que suena casto, con alguna excepción como el tema "Taxi Cab" o la carnal “Just Can’t Get Enough” -al más puro estilo Marvin Gaye-, desaparece ese hombre que hasta ahora se nos ha mostrado obsesionado con el sexo para apostar por su faceta como soul-crooner, melodías desarrolladas y arreglos orquestales. Desde su debut ha sido aclamado como un visionario de la música, alguien que no sólo puede sacar provecho de las tendencias de la música actual sino que también es lo suficientemente influyente como para crear y sostener las nuevas tendencias. Así que lo hace realmente interesante su décimo álbum en solitario es que Robert Sylvester ha decidido mirar atrás -quizás para coger impulso- quien sabe si con la intención de trazar un nuevo camino para su futuro o simplemente ha pretendido abrir un paréntesis en su carrera musical.
Aunque no es perfecto -por momentos suena un tanto monótono y forzado- es una producción acertada, líricamente notable, sobresaliente en la composición y vocalmente eficaz. En los últimos años hemos sido testigos desesperados de cómo descendía a los infiernos (artísticos y personales) con una serie de trabajos en los que se difuminaban sus excelsas aptitudes compositoras, su gusto por la melodía, sus cuidados arreglos y el indudable talento vocal del sin duda el artista (compositor, arreglista, productor y cantante) de música negra más importante de los últimos 20 años. El genio ha vuelto... lo celebro.
1 comentarios :
When he sings HE FUCKING SINGS !!!! FOR REAL !!!!!!!
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