El pasado viernes, tuve la ocasión de asistir a un gran concierto de música negra en mi querida ciudad. Siendo más exactos, en realidad fueron tres shows en uno integrados en el llamado Soul Train Fest. Como reza en la promoción, siguiendo la misma tradición de los grandes festivales europeos de soul, donde las principales formaciones de las compañías discográficas como Stax o Motown se unían para recorrer el mundo bajo un mismo paraguas.
En su primera edición -esperemos que haya muchas más- ha apostado por recorrer Madrid, Zaragoza, Bilbao y próximamente Barcelona de la mano de tres formaciones de sólida reputación en nuestra escena soul: The Pepper Pots, The Sweet Vandals y mis paisanos The Cherry Boppers. Todos ellos han demostrado que se puede hacer soul de calidad en nuestro país y exportarlo sin complejos más allá de nuestras fronteras.
Ante un público donde no sorprendía ver a personas rondando la cincuentena, el espectáculo comenzó con un fragmento de audio que reproducía el sonido de un tren saliendo de la estación, era la señal que anunciaba la actuación de The Pepper Pots. La puesta en escena del grupo catalán estaba de lo más cuidada. Ellos trajeados al estilo de una mini orquesta con el Hammond en una esquina y en la otra los metales. Ellas con su insinuante vestido rojo a lo retro, mostrando hombros, manos y piernas, bailando al compás aunque con una buscada sincronización imperfecta y sin perder nunca el ritmo. Ahí estaban Marina, Aya y Adriana para mantener el show, derrochando simpatía y buenas voces. Como comentaba un compañero, subir hoy en día a siete musicos y tres vocalistas en un escenario tiene su mérito. Tratar de recuperar el sonido de hace 50 años con dignidad y corrección aún mas...
Hubo no obstante un aspecto que me pareció innecesario: nos propusieron una hora de actuación ininterrumpida enlazando unos temas con otros -a modo de medley- como si el objeto fuera batir el récord de interpretar el mayor número de temas posibles en el tiempo que estuvieron sobre el escenario. La verdad, prefiero que haya descansos entre canción y canción, que te permitan saborear por separado cada una de ellas, que las desarrollasen hasta el final antes de afrontar la siguiente. Y es que los músicos dan la impresión de merecer mayor protagonismo en el show, lo que ayudaría al mismo tiermpo a dar algún respiro a las vocalistas. En todo caso, desplegaron con admirable eficacia su soul de estética clásica inspirado en los grandes de los sesenta (The Marvelettes). Se nota que disfrutan tocando frente al público, contagiando toda esa alegría y encanto. Música sencilla e inofensiva que te entra con la misma facilidad por los oídos que por los ojos.
En una próxima entrega, comentaré la actuación de The Sweet Vandals, lo mejor de la noche.
3 comentarios :
Eso, tú a darnos envidia a una ciudad que, en Soul, se quedó en Aretha Franklin.
http://soulfunkhiphop.blogspot.com/
Te dejo mis otros 3 blogs por si te interesan :
http://elbluesyotrashierbas.blogspot.com/
http://milesandltrane.blogspot.com/
http://moderneceslasjustas.blogspot.com/
Aún queda la reseña de la actuación de Sweet Vandals. ¿De donde eres? Saludos
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