Este pionero y leyenda del P-Funk ha editado recientemente su último trabajo bajo el título Tha Funk Capital Of The World, un disco que supone un esforzado viaje conceptual, una lección de historia funky acompañado por una asomobrosa y variada colección de estrellas invitadas... y es que no podía ser de otra manera, este mítico bajista, henchido como está de arrogancia, siempre pensó a lo grande.
El disco se asemeja mucho a los álbumes clásicos que hizo durante la década de los setenta a bordo de la nave nodriza Parliament/Funkadelic, a saber, temas funk-rock y cuentos psicodélicos, cómo no, tomando como referencia a James Brown, aquel que le enseñara "the One" la famosa técnica con el bajo. No podemos considerarlo como un trabajo clásico pero es indudable su encanto y la atracción irresistible que supone volver a oir aquel funk de los años setenta más espiritual que puramente musical. El artista nativo de Cincinnati siempre fue un alma indomable, uno de los últimos hombres que quedan en pie de aquellos días inciales de LSD, marihuana y orgías, días de funk desordenado, experimental y salvaje. Entre tanto cameo de artistas se las arregla para ser la estrella de su pretendido freak show "guitar'n'glasses" en otro extravagante y exagerado viaje cósmico que quizás consiga despertar de su letargo a las nuevas generaciones del funk. Y es que "Bootzilla" se ríe porque puede, muchos de sus compañeros de viaje se quedaron en el camino y él sigue pensando que Jimmy Hendrix es dios.
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